GENERADOR DE MASA CONFUSA (2022)


Este proyecto instala en el espacio un sistema escultórico que encarna la dialéctica enfrentada de un saber ancestral y su apropiación técnico-científica.

Dicha trama toma como relato y evidencia histórica, la elaboración doméstica y artesanal de la Chicha en contraste a la producción industrial de licores populares como la cerveza y el aguardiente; a su vez me interesa acentuar la injerencia de estas bebidas en las costumbres locales, asociadas no sólo a lo festivo, sino también, a la violencia, a la demagogia y proselitismo y una supuesta erosión de la moral. 



También la propuesta se presenta como una máquina- poética que difiere de la máquina de producción técnica, pues su finalidad no es la fabricación de insumos funcionales y mercancías, sino, actuar como un generador de flujos de afectos sensibles, donde todos los datos proyectados están dados a la activación de un pensamiento complejo y abierto a través de la experiencia.



Instalar el Generador de masa confusa en la FUGA, es pertinente al contexto histórico que conserva su edificio principal (la casa colonial), no sólo porque fue el hogar del último virrey de la Nueva Granada, Don Juan sámano (1754-1829) sino, que además se trata del inmueble donde se fundó la primera cervecería de la ciudad de Bogotá, conocida como La Fábrica de Cervezas Cuervo, iniciada en el año de 1868 por Ángel Cuervo y el destacado Filólogo y Lexicólogo Rufino José Cuervo.



Es importante resaltar que, el sector en el cual se encuentra la casa, ha sido escenario de diversos acontecimientos históricos vinculados a la bebida de la chicha; como las revueltas del 21 de agosto de 1923, originadas a partir del aumento de un centavo por litro de chicha; también, la prohibición de 1922 y 1923 de venta y consumo de chicha en el centro de la ciudad, formando un perímetro que comprendía de las calles 1ª a la 26 y de la carrera 3ª a la 13 como lo señala el acuerdo 15 de 1922 ordenado por el concejo de Bogotá. Posteriormente, el día 25 de octubre de 1923 la gobernación de Cundinamarca dicta medidas para "Reprimir a quienes se opusieran a pagar impuestos de fabricación de la bebida y advierte que hará castigar severamente a todos los incitadores y promotores de actos rebeldes", pasando la producción de Chicha a una actividad de fabricación clandestina. Hoy a pocas cuadras de la casa en el Chorro de Quevedo continúa la chicha haciendo parte de la cotidianidad del sector.